miércoles, 18 de marzo de 2009

quizá, quizá, quizá


antes no me había preguntado que pasa con el amor. hoy una amiga me hizo ver que el amor puedo quedar perpetuado en el recuerdo, sé que a primera impresión parece un mensaje encriptado pero voy a tratar de desenredarlo. a veces uno arrastra ese amor que fue hasta llevarlo al presente de manera lastimosa, a veces el amor se transforma, crece y da mucho más amor, a veces continúa con altibajos y a veces queda en el recuerdo. caigo muchos veces en la última opción pero sin dejar latente ese amor en el pasado, muchas veces lo mato, lo entierro, lo anulo. ella me abrió la puerta del amor eterno que vive en el pasado sin agitar mi presente. algo así como tener la posibilidad de guardarlo, de atesorarlo como un amor que fue y que me hizo felíz (una cosa que aclaró es entender que también hay que saber despedirlo con amor, pero cuando se pega la vuelta saber que regresar es dañino y penoso). soy una convencida de que los sentimientos se reproducen interna y externamente, entonces que pasa si reproducimos el amor, si perpetuamos ese amor en vez de transformarlo en otra cosa?

(*) aprovecho a vos mi amor para decirte que hay una opción que no barajé y es ese amor que te proyecta en 3D -pasado, presente y futuro- es un amor fantástico, surreal e imaginario donde estamos los dos.

martes, 3 de marzo de 2009

perfectamente nada


a veces cae el velo, ese que tapa las imperfecciones, que esconde lo que se oculta. se devela. el ideal de la perfección es un esfuerzo eterno por sostener algo a lo que nunca se puede llegar. te frustra, te atreviesa, te desgasta, no existe.
bajando del ascensor él me mira y me dice: "sabes lo que es sentirse un perdedor, el responsable", con la mirada perdida ella me confiesa: "que pensó muchas veces en acabar con eso pero no es tán fácil", yo, respiro hondo y comprendo que no es una pena enterarse que nada es perfecto, todo lo contrario: me libera del peso de buscarlo. el amor, la felicidad y la paz, son mis motores más genuinos hoy, aunque eso está atrevesado por la angustia de entender que si se cae el velo no se puede volver a usar.